La celebración contemporáneo del Día de la Madre se remonta a 1865, cuando la poeta y activista Julia Ward Howe, organizó manifestaciones pacíficas y celebraciones religiosas en Boston, en donde participaron madres de familia que fueron víctimas de "la Guerra de Secesión". Ella propuso establecer un día especial como una forma de reconciliar a las partes en conflicto. Por esa misma época, Ann Jarvis, activista de Virginia, viendo el éxito de las convocatorias de Howe, organiza también reuniones, en donde las madres se reunían para intercambiar opiniones sobre distintos temas de actualidad.
Las reuniones por el Día de la Madre continuaron de manera regular durante los siguientes años. Howe continuó trabajando por otras vías por los derechos de las mujeres y por la paz. El 12 de mayo de 1905 Ann Jarvis fallece, su hija Anna Jarvis para conmemorar su fallecimiento cada año organizaba un Día de la Madre cada "SEGUNDO DOMINGO DE MAYO". En 1907 Jarvis comenzó una activa campaña para que la fecha tenga reconocimiento oficial que fue extendiéndose a todo el territorio de los Estados Unidos tomando como base la demanda de Howe. Jarvis empezó a escribir a personalidades influyentes de la época para que apoyaran su petición. Finalmente el reconocimiento oficial llegó en 1914, con la firma del presidente Woodrow Wilson reconociendo oficialmente el Día de la Madre.
A continuación el poema escrito por Julia Ward Howe denominado “Proclama del Día de las Madres”:
¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas! Digan con firmeza: ‘No permitiremos que los asuntos sean decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas. No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia’. Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se alza con la nuestra y dice ‘¡Desarma! ¡Desarma!’ La espada del asesinato no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión. En nombre de la maternidad y la humanidad, les pido solemnemente que sea designado un congreso general de mujeres, sin importar nacionalidad, y que se lleve a cabo en algún lugar que resulte conveniente, a la brevedad posible, para promover la alianza de diferentes nacionalidades, el arreglo amistoso de cuestiones internacionales.
El día de La Madre es una celebración muy especial que abarca todos los sectores y estratos de la sociedad hondureña, las festividades se realizan en la mayor parte de instituciones educativas, religiosas, políticas y laborales del país.
Aunque en Honduras también hay un día dedicado al Padre, éste no tiene la relevancia que posee el día de La Madre, quizás porque el país posee un alto índice de paternidad irresponsable, lo que obliga a las Madres hondureñas a hacerse cargo del hogar y estar más cerca de sus hijos. Las cifras revelan que en Honduras, el 33% de las mujeres son jefas de hogar.
El día de la Madre fue decretado oficialmente el 25 de enero de 1927, bajo decreto No. 32 del Congreso Nacional, siendo Presidente de La República el General Tiburcio Carias Andino.
Todos recordamos o cantamos alguna vez el Himno a la Madre. En Honduras, fue escrito por el poeta nacional Augusto Constantino Coello y con música de Rafael Coello Ramos, el cual se entona en las escuelas, colegios y patronatos de las comunidades con gran fervor y solemnidad, hacia las madres de nuestra Honduras.
CoroEn el nombre de Madre se encierrala más alta expresión del amorporque no puede haber en la tierrauna imagen más clara de Dios.
SoloCuando abrimos los ojos inquietosal primer resplandor de la vidaen su pálida faz conmovidanuestra dulce y primera visiónY al entrar al ignoto caminoa su sombra benéfica y santacada espina que hirió nuestra plantala convierten sus manos en flor.
Madre, que eres consuelo en el llantola esperanza y la fe del caminoÁrbol bueno que dá al peregrinoel descanso, el abrigo y la pazsantifica tu amor de tal modoque Dios mismo al morir torturadosublimó su martirio sagradocon tu beso postrero en su faz.
Como un culto hoy Honduras consagraa tu gloria inmortal este díaMadre que eres el bien, la alegríael amparo, la luz y el perdónQue tu excelsa virtud traspasandoel misterio de edades remotasse dilate en las cálidas notasque palpitan en esta canción.
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